Una reseña en La Biblioteca Imaginaria
DE ORO Y DE FUEGO
Alfredo Rodríguez
Nunca me habría esperado encontrarme una
poesía como la que escribe Alfredo Rodríguez en De oro y de fuego, imperturbable en el tiempo y el espacio de la
hoja en blanco.
Está muy claro el momento en el que
escribió estos versos, un retrato intimista de la supervivencia como regla de
vida, la elegía de vivir más allá del dolor que cause.
Sí, las matemáticas también están en la
poesía, sobre todo en algunos de los versos perfectamente encajados entre
ellos. Unas matemáticas líricas que Alfredo Rodríguez ha visto como material
perfecto para su libro. Una palabra
exacta ensortijada en una observación mágica de lo que pasa a su alrededor.
Profundamente coherente con el tiempo en
el que vivimos, una cordura que nos lleva a tener que aceptar sin más remedio
propuestas como esta: Que tu júbilo no conozca límites/ nada
esperes ganar de la concordia/ y sí todo del miedo y el desorden.
Por otra parte, la figura de Alfredo
Rodríguez se transforma en un espejismo del poeta, en un espejo donde se puede
ver un personal mundo estético en el que ilusiones, deseo y esperanza se
mezclan con cierto abatimiento a la hora de enfrentarnos a los miedos más
terrenales, que suelen ser, de vez en cuando, profundos.
Se trata de un poemario escrito desde la
sencillez, desde la convicción pública y privada de que el mundo necesita
poesía, que el secreto está en aceptar que las cosas pueden no ser como
habíamos planeado.
Es muy probable que si de repente alguien
a quien queremos nos dice que ha estado a punto de dejarnos, o somos nosotros mismos los que
hemos estado más cerca del cielo que nunca, comprendamos, con este libro en las
manos, que el privilegio es estar,
ser , compartir y aprender a vivir con
ello.
Elvira
Ramos
