Entrevista para Urre Aroa
-¿Cómo surgió
la idea de publicar este libro?
Pues surge de la confluencia de, por un lado, dar salida a un
volumen considerable de poemas inéditos escritos en muy diferentes momentos a
lo largo de casi diez años, y por otro lado una vieja y romántica idea mía de
dar vida a una supuesta tradición poética navarra que yo siempre me he negado a
creer que no hubiera existido. En el fondo es mi diálogo de siempre con esa
tradición literaria que conserva un depósito de siglos de respuestas a nuestra
vida. Una tradición cultural y artística que no puede romperse nunca
porque es como el hilo mismo de la vida.
-Háblame de cómo llegas a publicarlo con Los papeles del sitio, una editorial sevillana, y del formato escogido, pequeño y casi de objeto que portar siempre encima.
-Háblame de cómo llegas a publicarlo con Los papeles del sitio, una editorial sevillana, y del formato escogido, pequeño y casi de objeto que portar siempre encima.
Aquí, en el Norte, la poesía se ha convertido en algo casi
invisible para la gente. Pero en el Sur aún sobrevive una querencia especial
hacia la misma, un respeto innato, un reconocimiento intacto. Abel Feu, mi
editor por segunda vez consecutiva, es una persona que se implica muchísimo en
el resultado final del libro, es capaz de repasármelo verso a verso por
teléfono y de enviarme hasta cuatro galeradas, aportando incluso ideas. Eso no
tiene precio, hoy ya no lo hace nadie.
-¿Cómo te has
documentado, de dónde has rescatado a estos poetas?
Bueno, el libro plantea
una ficción, una muy seria broma literaria, una antología apócrifa o falsa. Es
un asalto, pues, a la poesía como género de ficción. Estos poetas no existieron, pero pudieron haber existido
perfectamente. Los he situado entre finales del siglo XV y principios del XVI,
en que Navarra debió ser durante unos treinta años un territorio libre encajado
entre Francia, Castilla y Aragón.
-¿Cuántos
poetas aparecen reflejados en este volumen, cuántos poemas de cada uno y cómo
has hecho la selección?
Se trata de la
invención y supuesto descubrimiento de seis antiguos poetas navarros,
apócrifos, es decir, “ocultos”, falsos si se quiere o no, cuyo nexo común sería
el haber nacido en esta tierra, así como el olvido en que quedaron o estuvieron
siempre sus versos. El número de poemas varía en cada uno y está ajustado a una
temática respectiva que va enlazando series concretas de poemas.
-El título,
'Urre Aroa', 'La edad de oro', ya dice mucho...
Sí, yo la imagino como una época de esplendor, una fase intensa de desarrollo económico y cultural que pudo facilitar el florecimiento
en literatura, y principalmente en poesía. Si ocurrió con la Inglaterra
isabelina de Shakespeare, o con el poeta chino Li Po para la Corte de la
dinastía Tang, o con Rilke protegido por la nobleza del Imperio Austro-Húngaro,
¿por qué no había de ocurrir aquí, en el antiguo Reino, algo parecido?
Existieron los trovadores medievales como aquel Teobaldo I, que fue rey de
Navarra. O existió Bernat Etxepare, primer poeta en lengua vasca que se conoce,
navarro de Ultrapuertos. Y aquí vivió y murió César Borgia, príncipe del
Renacimiento, batallando por una de nuestras causas perdidas.
-Apúntame
algunas características o aspectos que te parecen destacables de algunos de
estos poetas (los que más te apetezca destacar).
Este libro contiene, como digo, poemas atribuidos a seis autores navarros, navarros por vida o por peripecia, desde un laureado poeta, recompensado con el honor o la gloria, u otro que escribía sus poemas en su lengua vernácula, el eusquera del Roncal, pasando por alguien que tuvo que exiliarse por misteriosos motivos que no se nos dicen, o un rico hidalgo, un caballero, o un poeta enamorado, muy enamorado, hasta un judío navarro, un sefardí. Apoyado todo ello por unas sucintas biografías de una “erudición” tan precisa como farsante, para que el tono resulte así más creíble, más verosímil. En general, lo que sobrevuela es una poesía que trata de universalizar lo local —o sea sin localismos propiamente dichos—, escrita en expresión de un espíritu claramente universal. La tradición cultural está siempre al fondo, se la ve, se transparenta.
Este libro contiene, como digo, poemas atribuidos a seis autores navarros, navarros por vida o por peripecia, desde un laureado poeta, recompensado con el honor o la gloria, u otro que escribía sus poemas en su lengua vernácula, el eusquera del Roncal, pasando por alguien que tuvo que exiliarse por misteriosos motivos que no se nos dicen, o un rico hidalgo, un caballero, o un poeta enamorado, muy enamorado, hasta un judío navarro, un sefardí. Apoyado todo ello por unas sucintas biografías de una “erudición” tan precisa como farsante, para que el tono resulte así más creíble, más verosímil. En general, lo que sobrevuela es una poesía que trata de universalizar lo local —o sea sin localismos propiamente dichos—, escrita en expresión de un espíritu claramente universal. La tradición cultural está siempre al fondo, se la ve, se transparenta.
-¿Tienes algún
poeta predilecto entre estos que recoges en el libro? ¿Por qué?
Con quien me siento más cercano es con el poeta enamorado,
Vicente Racais de Yuso, nacido en la Ultzama, y a quien le hago decir lo
siguiente: “Un hombre ha de saber que la poesía es la vida”.
-¿Sientes que
te une algo a ellos?
Lo que me une es el amor hacia la poesía en sí misma, la
necesidad ineludible de escribirla, la vocación irremediable. Y, claro, el ser
navarro de nacimiento, aunque mis padres vinieron aquí desde el Sur hace más de
cincuenta años y ayudaron a levantar estar tierra, trabajando muy duro para
salir adelante. El libro está dedicado expresamente a ellos.
-¿A quién crees que se dirige este volumen en especial?
-¿A quién crees que se dirige este volumen en especial?
Bueno, se trata de una tirada corta, numerada y firmada. Y
la poesía más que un público determinado lo que tiene en realidad son lectores
que suelen ser, a su vez, poetas o amantes de la poesía o gente relacionada de
alguna manera concreta con ella. El poeta Juan Ramón Jiménez solía decir que
escribía para una inmensa minoría. Eso me gusta. Aunque en realidad para
justificar esta labor bastaría con la existencia de un único lector verdadero.
-¿En qué otros textos trabajas?
-¿En qué otros textos trabajas?
Preparo poco a poco un nuevo poemario, bajo el título Alquimia ha de ser, que plantea la creación
poética como un ente capaz de convertir en belleza el cieno de la realidad cotidiana.
Es mi tema de siempre. Luego están mis dos libros de conversaciones con el
poeta novísimo José María Álvarez, el primero de los cuales, Exiliado en el arte, aparecerá el
próximo otoño en la editorial Renacimiento, también de Sevilla. Y para el
segundo de ellos, recién terminado, parece que ya hay otra editorial en
Valencia interesada.
Entrevista por Ana Oliveira Lizarribar
(Diario de Noticias de Navarra)
10 de Junio de 2013
